jueves, 21 de abril de 2016

Desacordarse

Nunca perder, nunca perderte.

Perdernos será otra historia,
de esas de madrugadas,
en noches de tanta luz, que se camuflan las estrellas.
En noches vacías de llanto y llenas de decibelios.
Noches de micro abierto
en las que sólo el mejor de los finales puede quedar en el aire.

Perdernos viviendo lejos, y tan cerca. Perdernos al norte siendo del sur.
Y que no importe este oeste lleno de almas repletas de tierra de desierto.
Subamos las cremalleras de las chaquetas de cuero.
Preparémonos, con Sidecars, para vivir en concierto.
Prepara tú el cóctel, yo ya llegaré con el hielo.

Que la juventud no nos hace más tontos, ni más indefensos,
pero si invencibles.
Invencibles contra castillos de arena, contra atardeceres de mil colores.
No nos damos cuenta pero, nos hacemos invencibles mutuamente,
el uno contra el otro.

Hace días escuchamos eso de que perder es otra forma de ganar.
Yo camino en la línea del 'es mentira'
y tú te grabas la cita a fuego lento, en las mejillas.

No, no estuvimos de acuerdo.
A la hora de la verdad, nunca lo estamos.
En esto consiste nuestra dinámica de grupo. Nuestra dinámica de dos.
"Desacordarse"

Preferimos el desacuerdo al olvido.

Desacordarse del tiempo que pasamos juntos, para volver a vivirlo.
Desacordarase del daño, y que luego duela más.
Desacordarse del número de escalones que llevan a nuestro hogar.
Y de nuestro hogar al cielo.
Para improvisar todo de nuevo.

En nuestro idioma, estar de acuerdo significaría perder.
Perder de verdad, sin que te quede nada más por lo que luchar.
Sin motivos, nicausas.
Sin efectos observados ni observables desde el tercer piso sin ascensor.

Cuando escuches está todo perdido de mis labios, date por vencido.
Nunca por perdido.

(Sam Claflin, Emilia Clarke - "Yo antes de ti")

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