Esta mañana los ángeles no tienen más ganas de llorar. No quieren. Se les cansaron los ojos hace tiempo.
Esta mañana han decidido ir despacio, lento.
Esta mañana a las promesas se las lleva el viento, y en cada esquina, con cada muro de piedra, tropieza este nuestro frío invierno.
Primera nevada en Santiago. Termómetros bajo cero.
Sala de estudio y cabezas gachas, sobre miles de palabras por aprender, soñando ser un día alguien en quien confiar. Hasta que el tiempo se para y a un soñador que mira por la ventana le da por descubrir.
Nieve.
Nieve a las nueve.
Cómo algo tan insignificante puede hacer tan feliz a la gente. Cómo con unos copos caídos el cielo sacamos a pasear nuestras mejores sonrisas.
Hoy me he preguntado por qué, y luego he sonreído también.
No lo tengo claro, pero creo que es el misterio de la vida.
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