martes, 17 de febrero de 2015

Ed

Caminar en días de invierno bajo la lluvia y que el sol no quiera salir. 
A pesar de todo perseguir la vida, perseguirla siempre.

Un nombre tan pequeño para una persona tan grande.
Y soplar una vela más- por él. Felices flores de la vida, felices veinticuatro. En otro idioma, en otra ciudad, tan lejos...
Y las cuerdas de una guitarra en la distancia llegan a mis oídos. Y vuelvo a emocionarme.
Su voz suele tener ese efecto en mi.
Y celebro su cumpleaños de la mejor manera que sé, que se le ocurre a mi enferma cabeza. Escuchándole, a él y a sus letras.
Puede que sea exagerado. 
Puede que nunca llegue a mirarle a los ojos realmente por algo más que la tinta impresa de una vieja fotografía. 
Pero él me entiende. Siempre lo hace.

Llueve en el norte, llueve en el sur- los ángeles vuelven a llorar.
Él, mi ángel de la guarda.
Gracias.


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