jueves, 13 de agosto de 2020

Metamorfosis

No todos los presos tenemos prisa.
Ni ansiamos la libertad fingida que solo rozamos en sueños.

No todas las ventanas reposan sobre cornisas, con las que decorar a flores todos los abriles.
Se nos escapa el verano y ni siquiera hemos podido querer a manos llenas.

Y en este agosto atípico vengo a recordarte por qué voy a quedarme siempre:
Una mañana viniste a decirme que a cabeza no te ganaba nadie.
Que los lamentos habían dejado de ser el padrenuestro y que era hora de aprender de las caídas.
También me dijiste que gracias por la confianza.

Y que te permitiera equivocarte.

Y de un tiempo a esta parte tenemos el resultado.
Vemos cerca de metro noventa de seguridad y cariño acorazado.
Cerca de metro noventa de dudas disipadas y de esfuerzo sobrehumano.
Porque ciertamente no sabemos de lo que somos capaces hasta que no cruzamos la línea de meta.

Y tú la cruzaste. Y has arrastrado contigo todos mis miedos.

Has hecho que se evapore el silencio, y que se caiga todo lo voluble que me cubría.
Por eso no me importa luchar con más fuerza ni pelear con más ganas.
Porque te lo debo.

Por cada vez que te quité el sueño, y porque me has regalado los más bonitos que recuerdo.

Por las canciones que sin querer, lo son todo.
Y por el último abrazo.


No hay comentarios: