lunes, 27 de enero de 2020

Mi casualidad

¿Sabéis la sensación de que el día transcurra sin incidencias?
De que todo siga su curso y la monotonía se aferre a tus prisas.
De que las pestañas amenacen con cerrar compuertas y de pronto aparezca.
Una vida;
una casualidad que hace que choques tus alegrías contra la rutina y entonces
el resto de las horas vuelan.

Una casualidad que te mantiene alerta y con la sonrisa puesta.


Pues yo vivo por esos momentos y sobrevivo entre todos los demás.

Casualidad morena, de ojos oscuros algo más de metro ochenta y cinco. 
Casualidad que se llevó aquella mañana de invierno mi sonrisa y me dejó desnuda de miedos.
Que jugó todas las cartas de la baraja para ser capitán de mi mundo y se quedó dentro, encallado en marea de mi recuerdo.

No digo que no pueda verme, ni vernos.
Solo digo que en un minuto todo se vuelve desconcierto, la saliva se escapa hacia arriba,
a cielo abierto y no me quedan costuras en el alma.

Mi casualidad se escabulle todas las tardes a las seis de mi cabeza para dejarme descansar. Se choca en los días pares contra la pena y me viste de domingo.
Dista mucho de ser la persona perfecta, pero es mi persona.

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