domingo, 27 de enero de 2019

Desesperanzado

Las luces del cielo están en modo ahorro de energía.

Dentro intentamos crear un astro lumínico artificial que nos aleje del gris.

Fuera el frio amenaza con quitárnoslo todo, con barrer la poca esperanza de cambio que albergan nuestros corazones.

Dentro seguimos estando en alguno de los trópicos- soñando con pasear por todas las playas sobre las que clavamos alguna bandera. Todas aquellas con nombre de paraíso.
Y más adentro, aún más, solo quedan los restos marchitos de una antigua primavera, las ala rotas de un vuelo fallido, y un par de gigantes dormidos con ganas de más.

También se consumió la última vela de la discordia dejándonos adivinar el final de toda historia:
una maleta repleta de fotografías con caras veladas y un billete de ida hecho añicos donde no se lee el destino.

Por eso todos los viajes comienzan los lunes, porque de una u otra manera siempre consiguen baldear los restos de gris de los suelos.
Con el propósito de tragarnos y escupirnos lejos de aquellos lugares donde amamos la vida.

Pero hoy, aunque el juicio del lunes nos amenace, quisimos hacer coalición con los rebeldes. Planteamos sobre el domingo un campo de batalla para defender el último reducto de felicidad.
Sacamos las fotografías veladas de la maleta, y perseguimos los negativos.
Volvimos a llenarla de aquello que nos hizo sentir, y de algunas sonrisas.
Compramos un billete de ida nuevo- esta vez, con destino a casa.

Porque a veces es necesario alejarnos un par de pasos para recobrar el sentido, la cordura y la perspectiva.

Y estos días contados cometieron el error de olvidar quienes éramos y eso de que vinimos para quedarnos.

(A Coruña)

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