domingo, 9 de diciembre de 2018

Entresijos.

Con la ilusión de las primeras veces pero sin mucho que decir.
Porque hay veces que sentir es más fuerte y no es estrictamente necesario
eso de verbalizar las emociones.

La vergüenza vino derretida y el gato que comía lenguas ya descansa bajo la cama.
Y aquí está la loca loca de los domingos:

Con las pestañas sin poner y las luces apagadas.
Y veinte planes zurzidos en la más bonita de las madrugadas.

Con los ojos vestidos de legañas y muerta de miedo.
Con el alma envuelta en un abrazo de nadie.

Con la lluvia queriendo entrar por la ventana.
Y tú sin dejarle espacio.

Con los ojos de la gente jamás puestos en un nosotros.
Porque los dos enteros nunca sumaríamos las mitades
necesarias para completarnos.

Con las ganas exprimidas,
pasando por todas tus heridas y colándose hasta las mías.

Porque no puedo prometerte que vaya a quererte siempre-eso corre a cuenta del corazón.
Pero si puedo inventar cuarenta y ocho horas de felicidad contenidas
en un beso.
Aunque digas que te aburres cuando llegas a mis labios.

Y después puede que todo empiece y nosotros acabemos.
Que el tiempo se rinda ante la perfección de lo imperfecto
y se cubra los ojos para no vernos.

Con la sonrisa puesta desde un sueño profundo y un buenos días nada lunes.
Y tu fragancia sobre mi almohada, yo que sigo echándola del cuarto con la boca chica.

Así es como me gusta esperarte desde que te conozco.


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