domingo, 6 de mayo de 2018

A la chica triste

Busco a la chica triste,
a la que ha perdido la sonrisa y la luz de la mirada.
a la que ya no le apetecen helados, ni el color de la risa.

A la chica que fue en un pasado no tan lejano.
Es a ella a quién busco.

A la que se empeñó en romper su corazón a pedazos a base de autoengaños y de arrancarse a tiras el cariño.
No le pido que vuelva si no es lo que quiere, pero me gustaría que me regalara de forma desinteresada algunos porqués.

Que conste que no la conozco. No sé más que su nombre y su aspecto actual.
Dicen que antes sonreía, que era magia.
Que rezumaba belleza por los poros de su piel
pero que ahora tiene la boca repleta de hiel.

No la conozco pero la siento- y lo siento.

Al mirarla, me da la impresión de que no está hecha de ganas, que los minutos la sobrepasan.
Siento que se desmorona llegando a solas a la superficie de sus ojos.
Que a las velas de su alma se les acabó la mecha,
y ya no prenden.
Y ella tampoco aprende.

La busco para preguntarle si no le gusta vivir en sociedad, para saber cual es el significado que ella le da a la palabra vivir.
La busco porque quiero saber si es verdad que profesa fe por esas a las que llama amigas
y que la están destruyendo gota a gota.

Todo esto desde el marco de lo ajeno.
Desde una ventana lejana y bajo un sol de primavera.
Llevo tiempo viendo como nacen nuevas flores.

Sin embargo, la suya, no hace más que marchitarse.





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