jueves, 19 de noviembre de 2015

Mes yeux, tes yeux

Estamos en otoño y las mariposas no terminan de desplegar sus alas.

Ya no habrá mas catástrofes naturales, el hombre se ha encargado de sustituirlas, de ganar todas las batallas perdiendo su guerra propia, contra él mismo.


Hoy el francés suena un poco mas triste. Y el viernes 13 se queda una vez mas grabado en nuestra memoria.

Quien es el que se empeña en dotarlo de mala suerte. Quién.

Una mañana más cientos de personas se levantaron sin ganas, sin saber que debían disfrutar un último día.

Sin darlo todo.

Y llego la noche y salieron las estrellas bajo el cielo de Paris.

Y todo fueron risas, todo canciones.

Hasta aquel grito helador, hasta la explosión y los disparos.

Todo era rosa hasta que llegó el caos.

Ese caos que sucede en cada parte del mundo una vez cada 10 minutos pero que solo importa cuando nos explota en la cara. Cuando lo vivimos de primera mano.

Miles de ojos se apagaron con las estrellas la noche del martes y trece. Miles de veces ha sonado la Marseillesa en el Bistro de Mont Matre, en bucle.

Pero ya no habrá nada que remiende los corazones, ya no.

Solo nos queda pasar el duelo de manera distintas, con las ganas de vivir que robaron a todas las almas de aquel 13 de noviembre.



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