lunes, 18 de mayo de 2015

Olvida que todo tiene sentido

Y cuando falta y nada sobra. Cuando se te ha borrado la sonrisa casi del todo, pero siguen quedando ganas como rescoldos de una hoguera de san Juan medio apagada. Cuando el aroma ya no llega y no se ilumina tu mirada. Cuando echas de menos, demasiado, mucho, tanto que hasta duele al respirar y te callas.
Millones de minutos de silencio por cada soledad sin compartir, por cada rincón en la oscuridad en el que te miras a un espejo vacío y se te ha olvidado la silueta de tu propio rostro, pero no del suyo.
De lejos te ha parecido volver a escuchar el sonido de las olas romper contra el vendaval furioso que arreciaba ayer la costa. Pero no era mas que las alas de tu curiosa imaginación que decidieron volar lejos.
Fuera, en la calle, los imberbes ya no se esconden, hay ladrones de sonrisas apostados el cada boca de metro y artistas callejeros de solo buscan encontrar a su princesa. Sin embargo, entre tanta complejidad se encuentra la belleza mas sencilla.
Sigues jugando a adivinar su sombra, a ganar en la partida ese as de corazones para tener un repuesto del que te robaron de madrugada.
Dejas a un lado el ruido y te concentras en el blanco. Cerca ves a dos imbéciles que se desgastan las ganas con los labios porque aún siguen creyendo que eso que late es amor. Rojo pasión.
Sigues esperando un tren que te lleve de vuelta a la comisura de su sonrisa y creer de nuevo que un sueño está para perseguirlo.
Sigues necesitando que el tiempo venga y te abrace por la espalda para apoyar su mejilla en el perfecto ángulo que forman tu cabeza y tu hombro. Llueve mucho desde que ese ángulo suspira vacío y las aguas se desvían de su cauce.



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