domingo, 10 de marzo de 2013

Demasiados años

Las casualidades de la vida hacen que volvamos a encontrarnos. Pasan años y años sin saber nada el uno del otro. De repente al encontraros tras haber sido testigos de vidas diferentes, completamente paralelas, sientes algo de nostalgia.
Alguien que entonces era tan importante en tu vida, se separó de ti. Siempre ha estado en tu memoria, siempre te ha sacado una sonrisa su recuerdo de aquellos tres años juntos. Pero entonces era lo único que antes conocíais. Era vuestro mundo. Solo vuestro.
Pasó el tiempo e hizo que eso cambiase, no os volvisteis a ver. Uno, dos, tres...hasta ahora, doce años después.
Empiezas a pensar si fue cosa del destino que tanto cariño acabase por las buenas o simplemente tenía que ser así.
No has podido escuchar su nueva voz aún, ni siquiera sabes si te recuerda pero al menos lo has visto, sabes que es él.
Añoras aquellos tiempos cuando lo único que os preocupaba era no quedaros en blanco en la función del colegio. Tú de caperucita roja; él, de lobo. Y tantos recuerdos vuelven a tu mente...Aquel collar entre las manos de un niño cuya mayor ilusión era enseñarle a su amiga lo que había hecho y que aquello era mágico porque brillaba en la oscuridad. Era su regalo de despedida y aún lo conservas.
Todas vuestras risas, las tardes en las que hacíais algo juntos, los juegos, los abrazos...
De repente lo echas de menos. Crees que es algo absurdo porque no es coherente, porque no encuentras explicación racional para lo que sientes.
Vas poco a poco recorriendo esos años perdidos en tu memoria. Qué has hecho, cuánto has cambiado; vas viéndolo crecer y sientes que realmente duele no haber estado a su lado. Siempre sonríe, va cambiando el rostro, la estatura los tipos de sonrisa, el cariño, las amistades...Ves que tenéis la misma afición aunque tratada de manera diferente, ves que se ha alejado demasiado y en lo único que piensas es en cómo hacer para volver a recuperarle.


a G.

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