jueves, 22 de octubre de 2020

Propio

 No eres buen tipo. Eres mejor.

Intentas engañar a todas las vidas que se te cruzan con eso del todo me da igual y algo de hastío. A mi misma, estuviste a punto de convencerme cuando aquella madrugada casi rozamos el suelo a golpe de ron con hielo.

Algunas noches quieres sentirte pirata, aunque todo acaba en naufragio- contigo encerrado en tu habitación derramando tinta negra para hacerte trizas el corazón. A veces se te escapa que siempre fuiste de hoja caduca, justo antes de desaparecer.

Sangras por todas y cada una de las heridas de aquellas nadies que se agarraron a tus días. Dices que son nadies porque se marchan cada diciembre como augurio del frío que no termina de nevar sobre el invierno. Por eso, y porque no sabes cómo gestionar las ganas, el llanto y los pedazos del alma rota.

Si no te conociera como lo hago, te pensaría hipócrita. Te creería el más ególatra de toda Malasaña. Sería reacia a compartir contigo una o dos noches por la capital.

Pero luego sales. De todo.

De casa, de alma, de sueños.

Sales hasta de las heridas.

Te queda tan bien eso de hacer leña del árbol caído que ya vas camino de terminar el bosque.

Luego sonríes. Porque recuerdas que aún queda tinta. Porque te encanta el jodido invierno. Y porque sabes poner la mano en el fuego por todos los que han decidido quedarse. Antes incluso de que ellos te lo digan.

Qué le hacemos si siempre fuiste de magia negra y anticipación.

Se le escapan las luces a Madrid.

a P. Gracias por la inspiración. Te debo un par de cervezas por las licencias.

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