domingo, 12 de mayo de 2013

Algo de luna y pocas estrellas

Vivir enamorada de un momento y no querer quererlo es algo demasiado intrincado para una cabeza con ideas tan enrevesadas.
Tomas las dos mitades de una vida y quieres tirarlas y echar a correr...Escapar sin más que tus dos piernas y el viento dándote demasiado fuerte en la cara.
Una de las mitades tiene ese algo que te encanta que, aunque fueran solo cinco amaneceres a su lado tiene un hueco demasiado grande en tu iluso corazón. Bastó una sonrisa para que la sangre hirviese por tus venas. Bastó un despertar con un "despierta dormilona" para querer repetirlo todos los días de tu vida pero tú, lo sigues negando. Lo niegas porque no quieres quererlo; lo niegas porque hace daño, porque duele sentirse nada... Quieres coger esa mitad pero sabes de sobra que tus dedos no llegaran siquiera a rozarla.
La otra mitad acompañaba aquellos cinco amaneceres, surgió de casualidad, un golpe demasiado fuerte y un mismo camino.
Al principio el afecto era poco pero, con el tiempo te has dado cuenta de que estás enganchada a todo lo que te hace sonreír porque quieres ser feliz y esa mitad es la causa y el efecto principal de tu inocente sonrisa. Llevas esa mitad agarrada muy fuerte entre las manos torpes de enamorada, tu cabeza no sabe que decir ni que pensar, no atiende a razones.
Sin embargo, te encuentras con un muro que no te deja continuar tu camino, que te impide ver la luz,
Sobre las piedras del muro una frase dice: "SI QUIERES ALGO DÉJALO IR. SI VUELVE ES TUYO; SI NO, NUNCA LO FUE."
No quieres hacerlo, no quieres abrir las manos y dejar que la otra mitad se desvanezca pero, sabes que es libre y que tiene que elegir.
No sabes si esta vez volverás a perder el tren como tantas otras veces y ahora abres las manos.
La mitad se eleva y estás en ese momento en el que "si quieres, puedes" pero dejas que ella elija.
Dos mitades, dos bolsillos y dos llaves de repuesto para un único corazón que solo quiere otra sonrisa.




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