domingo, 26 de mayo de 2013

Demasiado perfecta para ser real

Fue una fracción de segundo. Solo una. El desvencijado taxi se calentaba al sol y ella corrió a abrir una de sus puertas traseras. Una ráfaga de viento voló su pelo, sus ojos viajaron hacia los míos y se congeló el tiempo. Intensamente verdes, yo solo pude pensar en ella, mirarla a ella.
Después el taxi se alejó con ella vestida de rosa en su interior. Probablemente la esperaba otro él, aunque eso no hizo que su perfume se fuera de mi mente. Y no la he vuelto a ver.


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