martes, 24 de julio de 2012

Gracias.


Me has enseñado ante todo a ser valiente. Me has enseñado a tomar mis propias decisiones, a sentir, a quererte cada día un poco más. Me has enseñado a preocuparme por lo necesario y a cuidar los pequeños detalles. Fuiste tú quién me enseñó que si cerrabas los ojos, ciertas canciones podían convertirse en personas. Me has enseñado también a creer en lo imposible a perseguir todos y cada unos de mis alocados sueños y a sonreír como nunca antes lo había hecho. Me has hecho sentir la felicidad hasta el punto de poder acariciarla entre las manos. Has hecho que abra los ojos y me de cuanta de las cosas, que afloje. Me has enseñado que las heridas que de verdad duelen no se curan tan solo con tiritas, que hay que echarles agua oxigenada y dejar que escueza hasta que el tiempo pase. También pusiste empeño en que aprendiera que las tardes de domingo son para dos y que una sonrisa es el mejor regalo. Pero lo mejor de todo es que contigo he aprendido a ser realmente yo sin pros ni contras, con virtudes y defectos. Al final te propuse el "lo tomas o lo dejas" y decidiste ser tu quien siguiese a mi lado, fuiste el único que supiste soportarme y el único que me ha prometió un siempre secando mis lágrimas de niña con el dorso de su mano.

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