viernes, 5 de mayo de 2017

Leyendo a Rayden

Hay quien entiende la poesía como desorden ordenado, como caos milimétrico decorado en palabras bonitas.
-Quiénes quieren entenderla.
Un tetris de palabras exactas, monocromas, cumpliendo su función de manera extraordinaria.

Hay muchos poetas,
y luego está ella,
la POESÍA- que no atiende a razones.

Quienes la absorben en sus momentos de despecho, quienes se deshacen en ella, quienes la queman por no saber olvidar sentimientos desesperados.
Hay quienes, los versos les sirven de faro o de timón según sean más de mar o de tierra.
Hay quienes siguen afirmando que Poesía es nombre de mujer, y que es la madre de quien hechizó las letras.
Hay quien la usa para teletransportarse en el mundo a sus siete maravillas, quien la exprime porque le gusta la demasiado la filosofía.
Hay quien la oye, pero no la escucha.
Hay quien se tropieza con ella en bares o escaparates.
Quienes la comparten entre caña y copa.
Hay quien la prefiere en madrugadas, en noches de lluvia y velas o en tardes de verano.
Quien la deleita, quien la lee, quien la versa, quien la canta.
Hay algunos que todavía la prefieren sola que acompañada, que la piden morena, porque de rubias están las tabernas llenas.

pero, ¿quién hay?

Aún hay quienes no la entienden, a quiénes sus rimas no le arañan, quienes por no parar, no encuentran lo que no buscaban.

Es abril y mi vida no es la misma que hace un par de horas.
Como siempre o como nunca, acabo de terminar de hacer el amor con la poesía.
En voz alta- no podía ser de otra forma.
Queriendo dar alas a toda experiencia,
real o inventada que amenaza con escapar a borbotones de mi cabeza
fluyendo con versos.

He terminado "Terminamos y otros poemas sin terminar"y, que queréis que os diga, quien lo escribió es uno de los mejores encantadores de palabras de nuestros días.
Rayden o el genio de David, podeís llamarlo como gustéis.

Y a él, tenemos el privilegio y la suerte de compartirlo en vida.
¿Cuánto quisimos preguntarle a Bécquer, a Cernuda?¿Cuánto a Mario Benedetti, Alberti?
¿Quién no sigue llorando la muerte de Lorca sin conocerlo?

Con David Martínez somos capaces de seguir sus progresos, de no olvidar los ojos que nos conducen a todas las salidas de emergencia por las que nos planteamos la huída.
Siempre me he sentido insegura, y he dudado de todo, menos de estar viva.
Supongo que dudar es humano, ¿no?

Nunca he terminado de sanar el dolor del corazón por mi sola pero,
sé que soy experta en hacerme daño y adorar a la poesía en partes iguales.
Gracias, David, por tu parte de culpa.

Sé que siempre pueden decirte lo mismo y que está en tu mano tomarlo de una forma, de otra o incluso no tomarlo, pero te digo algo más:
En el sur, de donde vengo, siempre termina por salir el sol y hoy, curiosamente, no se ha dejado ver.
Ha entendido que se quita el sombrero ante tu magia.
Me dijo que los versos y los besos, solo los repartes tú.
Que tenía miedo de salir y que no le mirasen.
El mar olea algo triste, en su escala de grises.

Y yo, que no me sé ni en que fase camina esta noche la luna, muero de ganas de que vuelvas para contármelo.



No hay comentarios: