lunes, 11 de julio de 2016

Imprescindible

La primera vez que te vi no supe pensar en nada.
Eras un paisano más, perdido en tierra de nadie, que habías venido persiguiendo un sueño, y eso se merecía, como mínimo, mi admiración. Y me diste más motivos para pisotear fuerte eso que dicen de que Málaga y Sevilla se odian a muerte.
Luego, a lo largo de una sola noche, y junto con los demás, os ganasteis mi cariño. A pulso.
La gente, la que no te conoce, puede pensar que no eres más que una percha, una cara bonita, todo eso en unos kilos de arte.

Pero yo, ahora que tengo el gusto, la risa y el privilegio de conocerte, aseguro que no saben bien lo equivocados que estuvieron si alguna vez lo pensaron.
Te digo, y sabes bien que me gusta ponerme tonta cuando escribo, que eres todo corazón.
Y que ha llegado la hora de darle de nuevo las gracias a Compostela porque contigo, con vosotros, me llegó otro regalo más.
Espero que como mínimo queden cuatro años compartiendo vida, antes de que nosotros le tomemos el pelo a ella.
Que queden muchos momentos, y cada cual más único. Que sigan lloviendo goteras, y abriles de feria, agobios de biblioteca y por supuesto noches de fiesta.
Que busquemos sol inexistente por las cuatro esquinas de cada piedra.

Estoy segura de que esto, no es más que un bache en el camino. Un bache de los que a ti te gustan, de los que agarras fuerte y derrapas en las curvas.
Y que sepas, que yo, como todos los que te quieren, vamos a estar delante y detrás. Siempre.

En muy poco tiempo te has convertido en uno de esos imprescindibles de la vida. Y ojo, como decidas escaparte.
Necesitaba decírtelo, para luego meterme contigo tranquila
Va por ti, sevillano.

No hay comentarios: