lunes, 11 de febrero de 2013

simplemente.

Esos dos ojos tristes os miraban. Querían huir, frenar aquella impotencia, querían sentirse queridos y levantar sonrisas.
Mientras, dos figuras seguían abrazadas en el atardecer frío de febrero, susurrándose cosas al oído, cosas de dos, de las que solo ellos eran cómplices. La cabeza de él apoyada suavemente en los hombros de ella, en reposo. Las manos cogidas tras unos brazos entrelazados con cariño infinito. Los pies colgaban del borde de la mesa, y en el cielo, la luna comenzaba a salir...traviesa.

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