Eran cinco, pero solo uno de ellos consiguió devolverle la sonrisa. Demasiada sonria y unos ojos muy azules. Una voz demasiado dulce. Ellos le susurraban al compás de pocos acordes todo lo que ella quería oír. Quería ser útil, ser todo lo que necesitaba su él- Y eso era lo que ellos le proponían.
Los cinco jóvenes inesperados eran su vía de escape, un suspiro de aire fresco para salir adelante y sentirse viva tras aparecer en un mar de llanto.
Entre ellos había una pantalla y unos cuantos miles de kilómetros, también algunos años, pero para ella siempre estaban cerca, en sus oídos, en su cabeza, en sus recuerdos y en sus ideas.
Parachute
No hay comentarios:
Publicar un comentario