martes, 18 de diciembre de 2012

24:24

Era ella quién pintaba los márgenes de los folios en blanco, de los llenos de vida. Había decidido que aquella sería su firma, un infinito en cada esquina. Que nadie robara su mundo o silenciara su sonrisa. Había días que podría caerse, decía, pero nunca nadie la derribaría.

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